Desafío Vaca Muerta: cómo superar la incertidumbre y generar u$s20.000 millones por año

Publicado por: Real Chubut - Agencia de Noticias 27/11/2019 Economia



En el pico de producción de los hidrocarburos no convencionales el Gobierno de Macri tomó decisiones que aplacaron la actividad. Las petroleras rediseñan sus planes de inversión, aunque reconocen el potencial de la roca madre. Crisis laboral, proyectos de obras en danza, cifras actualizadas y un recorrido para conocer la actualidad y el futuro del Shale Oil y Shale Gas de la Argentina.

Recorrer la superficie de Vaca Muerta permite comprender la inmensidad del yacimiento y los desafíos que tiene el sector de los hidrocarburos argentinos por delante. Son kilómetros y kilómetros de aridez que sorprenden e ilusionan. A lo largo del viaje, por autovías en construcción, asfaltos sin marcar y caminos de ripio, se aprecia en absoluta soledad la enormidad de la roca madre, una formación geológica de 30.000 km² y 5.000 metros de espesor, que cubre gran parte de Neuquén, el sur de Mendoza, un franja del noroeste de Río Negro y un puñado de hectáreas de La Pampa.

A la vera de las rutas, en paralelo al andar, se observan cientos de carteles de “peligro y precaución” clavados en la tierra, por donde se trazaron miles de km de tuberías que transportan gran parte de la energía del país: hoy Vaca Muerta aporta el 20% del petróleo y el 26% de gas nacional, con un nivel de explotación del recurso de apenas 3,8%. “Todo es así. No hay mucho más, pero aunque no se vea nada arriba, hay mucho debajo”, comenta el guía de la travesía en la que estuvo Ámbito.

Cada persona que allí trabaja lo hace bajo un sol ardiente, en atmósferas explosivas, con jornadas de 12x3 o 21x5, soportando ráfagas a 40 km/h y con la boca seca por el polvillo. Las herramientas son pesadas y su uso requiere máxima atención. Sin lentes y con viento de frente no se ve nada. El paisaje es monótono: pequeños arbustos verduscos, bardas a lo lejos, líneas de alta tensión que cruzan en todos los sentidos y, de tanto en tanto, minicampamentos que rodean las torres de perforación, plantas procesadoras, casas containers, inmensas piletas de agua, cigüeñas o caños de 40 metros de alto que queman el gas tóxico desaprovechado, con una lengua de fuego en la punta.

El 2019 fue uno de los mejores años para Vaca Muerta. Desde el redescubrimiento en 2008 nunca tuvo tanta perforación: 1.300 pozos shale en operación, de los cuales unos 850 son horizontales. El director de Exploración, Explotación y Transporte de Hidrocarburos de Neuquén, Alex Valdez, reconoce que el yacimiento se encuentra en una competencia mundial. “El no convencional no es un solo pozo como era antes Loma La Lata, que producía 500.000 m3 por día. El shale arranca en 200.000 m3 y quizás rápidamente cae y te queda en 50.000 m3. Hay que hacer muchos pozos para poder llegar a tener mayor productividad a lo largo del tiempo y es indispensable bajar los costos”, describió el ingeniero en diálogo con Ámbito.

“Vaca Muerta es una parte de la naturaleza que nos dieron para administrar y tenemos que hacerlo de la mejor manera y sustentable”, subrayó el funcionario provincial.

La vida por un pozo

Los equipos perforan 1.000 metros en vertical y hasta 3.500 en horizontal. Luego entra un duco de acero sin costura de 30 cm de diámetro en la boca y de menos de 20 cm en el otro extremo, se recubre con cemento (hormigón) para evitar derrame y daño ambiental y se despachan elementos químicos (bombas) que detonan el ducto y lo dejan como un colador. El paso siguiente es inyectar agua con arena: la roca es poco permeable y la arena mantiene los orificios abiertos, por donde escurre el líquido, el barro y el crudo. Se hidrata la piedra y el petróleo empieza a brotar a contra presión natural. Sale solo, de cinco coloraciones distintas, según la calidad del pozo. De Vaca Muerta aflora petróleo verde. El proceso de perforación y completación lleva entre 30 o 40 días, depende de la extensión de la bajada. Se va el equipo y queda el martillo o cigüeña, con un control satelital a distancia. Desde Buenos Aires o Houston se miran las pantallas y se deciden las maniobras de corrección.


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