Coronavirus y crisis: la receta es emitir y más gasto público

Publicado por: Real Chubut - Agencia de Noticias 22/03/2020 Nacional



La economía mundial se encamina a una recesión global y mucho más profunda que la padecida por el estallido de la gran crisis financiera 2008-2009.

Esa debacle dejó enseñanzas de lo que hay que hacer para amortiguar los costos ineludibles de una crisis profunda. Políticas muy expansivas en el frente fiscal y monetario, que incluyeron la compra de paquetes de acciones de grandes corporaciones por parte del Estado para evitar quiebras generalizadas.

Para la crisis que irrumpió con la pandemia del coronavirus será necesaria tomar esas mismas medidas, y aún más audaces. Estados Unidos y la Unión Europea ya reaccionaron con el libreto 2008.

Pero se necesitarán acciones más fuertes para rescatar a la economía de la actual parálisis, inédita porque alcanza casi todos los rincones del planeta.

Ahora se revaloriza el papel del Estado en el funcionamiento básico de la sociedad y retrocede el discurso del libre mercado, la desregulación y la privatización de servicios esenciales para la población, como el de la salud pública.

Es lo mismo que sucedió con la crisis de 2008, cuando los gobiernos centrales se plantearon incrementar la regulación de las finanzas. Finalmente, poco se avanzó y el maquillaje aplicado en las normas prudenciales bancarias no implicó un cambio en el paradigma económico.

El capitalismo global dominado por las finanzas se reconstruyó y siguió definiendo las reglas de juego, con Estados subordinados a sus intereses.

Paradigma

Los encuentros de los líderes mundiales del G-20 en esos años de turbulencias económica y financiera culminaban con documentos consensuados, en los cuales se recomendaban regulaciones y controles a las finanzas, incluso se apuntaba contra las guaridas fiscales y los denominados shadows bank (banca en las sombras, la operatoria oscura de las entidades con las grandes fortunas del mundo).

Cuando la economía mundial se normalizó esos postulados fueron olvidados .En esta crisis de mayor envergadura existe la posibilidad de no repetir esa historia. Habrá que ver si el desastre provocado por la pandemia en un mundo económico financiarizado termina por generar los anticuerpos suficientes para que no se transite ese mismo camino. O sea, que las normas de funcionamiento de una economía global, con un Estado en retirada en áreas sensible como la salud, las finanzas y la regulación de las corporaciones, sean alteradas. Si no se modifican por convicción, que sí se hagan por el miedo global y angustia social que provocó el fulminante desmoronamiento de la frágil estructura en la cual está asentada este tipo de capitalismo.

Cuando se produce un crac bursátil de semejante magnitud, con una impresionante destrucción de valor (capital ficticio) de 27 billones de dólares desde los máximos de enero pasado, el riesgo de una exacerbación del derrape se encuentra en la quiebra de pequeños eslabones de la cadena del frenesí especulativo global.

Eso fue lo que sucedió este viernes, al final del cierre de las operaciones en Wall Street, cuando se difundió la quiebra del broker Ronin Capital, con sede en Chicago y oficinas en Nueva York, Londres y Hong Kong. Fue intervenido por el ente de regulación del mercado porque se declaró en insolvencia por operaciones vinculadas a posiciones en futuros vinculadas al índice de volatilidad CBOE. El riesgo de que esa caída provoque quiebras en cadena está presente, como sucedió en el 2008 con el derrumbe del histórico banco de inversión Lehman Brothers.

Excepcionales

Del mismo modo que la pandemia coronavirus exige medidas extraordinarias y extremas en materia de salud pública, como el aislamiento obligatorio, la intervención en al frente económico también reclama una serie de iniciativas excepcionales.

La economía argentina ingresó muy debilitada a esta crisis global debido al desastre dejado por cuatro años de gobierno de Mauricio Macri. Es entendible que el gobierno de Alberto Fernández, que en la actual situación de angustia colectiva necesite estar por encima de la disputa política, y la prensa cómplice, que quiere eludir sus responsabilidades, eviten hablar de la devastación macrista.

Pero eso no debe inhibir a este espacio de análisis precisar el punto de partida: una economía en recesión desde hace casi dos años, con una tasa de desempleo elevada, el fisco desfinanciado, un default virtual y, en especial, con la desarticulación de las funciones básicas del Estado. Entre ellas, las del servicio público de salud. .Desde esa precaria base material que dejó Mauricio Macri, Alberto Fernández tiene que hacer frente a un escenario de colapso de la economía global.

 

Fuente: pagina12.com.ar


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