En la Casa Rosada están furiosos con el gobernador Arcioni

El presidente Alberto Fernandez seguía hasta ayer domingo visiblemente malhumorado por los incidentes del sábado en Chubut, que terminaron con la camioneta que trasladaba a la comitiva presidencial con los vidrios rotos y que dejaron al desnudo serias fallas en el operativo que debía velar por la seguridad del jefe de Estado y sus colaboradores. "La responsabilidad es de la provincia. Hace un año y medio que venimos recorriendo el país y el conurbano bonaerense y nunca pasó nada", se justificaban este domingo desde una de las oficinas responsables del operativo y comunicaron que no habrá cambios en la seguridad presidencial que depende de Casa Militar, bajo el paraguas de la Secretaría General de la Presidencia. 

La furia, por el contrario, estaba centrada este fin de semana en el gobernador Mariano Arcioni, que enfrenta severos problemas de gestión, en particular por la ley de rezonificación que busca aprobar para avanzar con proyectos mineros y que ya se suspendió en varias oportunidades por el fuerte rechazo social, que hasta incluyó desmanes en el propio despacho del gobernador, Sergio Massa era el encargado de avisarle al mandatario provincial que no apareciera junto a la comitiva presidencial. Cuando Fernández y los funcionarios llegaron en helicóptero a Lago Puelo se encontraron con que los esperaba Arcioni. Los incidentes, que incluyeron piedrazos contra la camioneta que trasladaba a la comitiva, se produjeron cuando el jefe de Estado dejaba el centro cultural del lugar, donde se montó el comando de operaciones para coordinar el combate contra los incendios que afectan a la provincia y que ya arrasaron 1.500 hectáreas.

                                                                                                               

"Desde (Juan) Cabandié hasta el intendente de Lago Puelo anticipaban que si aparecía Arcioni iba a haber quilombo", agregaban desde Olivos. Este domingo existía sin embargo una hipótesis que circuló durante todo el día por las redes sociales vinculada con el automóvil en el que se escaparon dos de los supuestos activistas antimineros y que, según el dominio, pertenecería a la división investigaciones de la policía chubutense.

                                                                                         

"Fue un hecho aislado, pero si fue armado es gravísimo", señalaban este domingo cerca de Fernández. Un montaje armado, según la misma hipótesis, para desprestigiar a los manifestantes en medio de un complejo debate público por la minería.

Hubo entonces un tumulto que Arcioni no llegó a presenciar porque se había ido por la puerta trasera del centro cultural, mientras el jefe de Estado atendía a los medios. Fernández suspendió en ese momento un encuentro cara a cara con el gobernador. Y se mostró furioso durante todo el fin de semana con el mandatario provincial, que responde al presidente de la Cámara baja.

"Se solucionaba con cinco policías de un lado y cinco del otro", decían en las últimas horas desde Casa Rosada sobre el operativo. No había, por el contrario, ninguna autocrítica. Sí explicaban que no había habido demasiado tiempo para realizar la inteligencia previa que suele hacerse en cada viaje presidencial. Por el margen de acción entre que se decidió la visita hasta la misma: "Siempre se hace una avanzada previa, pero se programó de un día para el otro".

                                                                                   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:clarin.com