Mujer "psicóloga" de gatos asegura tener "la capacidad de pensar como ellos"

Publicado por: Real Chubut - Agencia de Noticias 29/10/2022 Nacional



Nai Osepyan (36) es especialista en comportamiento felino. En el Día Mundial del Gato, misterios, curiosidades y datos inesperados de una especie históricamente adorado por los humanos.

Nai Osepyan vive en absoluta empatía con los felinos. Desde hace muchos años se dedica, no solo a criar dos gatos, si no a ser el hogar de tránsito de tantos otros que buscan adopción. Por su casa, calcula, ya pasaron al menos 50. Esa relación permanente con el animal le expuso a sí misma una característica única de comprensión y relación con un animal siempre misterioso.

“Si lo tenés que traspasar a lo humano, sería un psicólogo. Como no puedo decir que soy psicóloga, soy intérprete. Soy la persona que baja ese conocimiento médico que tienen los veterinarios, que son mis superhéroes, y entiende de conductas que no tienen que ver con lo físico. Los gatos son un animal muy nuevo en cuanto a lo que es la vida en un departamento. Soy un eslabón entre la persona que vive con el gato y el veterinario”, explica.

En 2011, después de varios años de adoptar o transitar gatos, se inscribió en un curso en el Reino Unido sobre conductas felinas y ya, once años después, cuelgan de sus paredes dos diplomaturas al respecto: es conductista felina certificada. Nai es una especie de gurú gatuna en Instagram, donde baja tips esenciales para que tu vida con tu gato no se descontrole. Tiene 100 mil seguidores. Un scrolleo rápido por su perfil muestra una amplia e inagotable gama de temas: celos, ansiedad, rasguños, maullidos, relaciones con los perros, con los humanos.

¿Por qué los gatos generan tanto enganche en las redes? Pues por lo mismo que Osepyan es noticia. Responde ella: “Los animales son temas de conversación. Y los gatos, desde que el mundo es mundo, siempre generaron fanatismo y también odio. Fueron casi exterminados hace siglos, pero mucho más han sido venerados por muchas culturas”, comenta y cita al gran poeta T.S.Eliot: “Si creés que es solo un gato, entonces es obvio que nunca amaste a un gato”.

Ella puede comprender por qué para el papa Inocencio VIII, el pontífice de la Inquisición, que todo lo prohibía, el gato era una representación del Mal. El Papa instaló que los gatos estaban dotados con poderes de magia negra y que podían ser la encarnación del diablo. Era la misma época que perseguían a las curanderas, las sabias del uso de las plantas medicinales. Las mataban, les decían brujas. Las mujeres solteras que tenían gatos eran presuntas brujas. Algunas fueron condenadas a muerte junto a sus gatos.

“A todos los animales se los usaba para algo, pero el gato es siempre libre, uno no puedo doblegarlo. En un punto es indomesticable. El gato no es para todo el mundo”, dice Osepyan.

El gato es un objeto de consumo en las redes sociales. Como tal, genera ansiedad en quienes adoptan un gato. En esos casos, las historias tarde o temprano terminan en un zoom con Nai. “Las expectativas que se generan por ver gatos mimosos en las redes es muy grande. Es como la historia del Príncipe Azul y el final feliz. Las relaciones no son tan fáciles y hay que invertir en el vínculo. Hay que trabajarlo y tener en cuenta las necesidades del otro. El gato no te tiene que querer. Te quiere si tiene motivo”. Osepyan habla de la relación entre los humanos y los gatos. Podría tranquilamente estar hablando de humanos con humanos.

Sin embargo, la especialista no aplica su humanidad a la hora de trabajar con los gatos. Busca la simbiosis. “Yo tengo empatía, me resulta fácil ponerme en el lugar del gato. No es ponerme como persona, es desde el animal. Tenés que aprender a pensar como está pensando el animal para comprender el sentido de lo que hace. Yo tengo la capacidad de pensar como un felino”.

“No negocian sus necesidades primordiales. Nosotros todos los días relegamos cosas que nos son imprescindibles y las dejamos de lado. Por una persona, por pertenecer. El gato no. No le importa lo que pienses. Va y hace pis en la alfombra adelante tuyo. Muchos creen que lo hace para vengarse por algo. El gato no tiene sentimiento de venganza, te está pidiendo a gritos auxilio, ayuda”, explica.

Pregunto, a riesgo de tocar una fibra delicada: ¿No hay gatos malvados entonces? La respuesta también podría aplicarse a las personas humanas: “El animal no tiene emociones de maldad, ni emociones complejas negativas. Simplemente tiene necesidades que no puede negociar. Son necesidades básicas”. Anoten: “No hay problemas de conducta, hay necesidades insatisfechas”. Ningún gato nace bardo. Entonces, advierte Nai, cuidado: “Tener un gato te genera un compromiso y una responsabilidad”.

Fuente: Infobae


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